Hay tantos métodos para escribir una obra de teatro como autores, por lo que es difícil encontrar buenos manuales que tengan todas las respuestas. Éstas son algunas de las preguntas que deberías hacerte antes de escribir una obra de teatro:
La chispa que te inspire para escribir puede tener diversas formas:
Una vez escogida la línea general del guión, debes definir la trama principal. La mayoría de historias se estructuran entorno al paradigma de los 3 actos, acuñado por Syd Field:
El mínimo que te deje contar la historia. Definir la trama principal te dará al menos 2 o 3 personajes principales, pero es probable que necesites más para completar la historia. Mantén este número lo más bajo posible. A mayor número de personajes, mayores dificultades logísticas en el montaje. Piensa que, a diferencia de las novelas o del cine, el coste de agregar personajes a una obra de teatro puede ser muy alto. En una película puedes añadir a un personaje con dos líneas fácilmente, porque el actor que lo interpreta irá al rodaje una mañana, grabará sus dos líneas y se marchará. En teatro tener un personaje más significa que el actor que lo interprete tendrá que estar en todas las funciones y participar en los ensayos.
Conviértelos en personas de verdad. Conócelos tal y cómo conoces a personas en la vida real. Eso no quiere decir que tengas que saber todo sobre su pasado, presente y futuro, solo lo suficiente para poder retratarlos. Imagina cómo hablan, cómo se mueven, cómo reaccionarían ante diferentes situaciones, cotidianas y extraordinarias. A mí a veces me ayuda coger características concretas de personas que conozco (especialmente formas de hablar y expresiones) e incluirlas en mis personajes.
La escenografía es uno de los retos más interesantes en el teatro. Si quieres tener un decorado completo y espectacular, es probable que tengas que sacrificar la variedad de escenarios y adaptar tu guión para que suceda en pocas localizaciones. Siempre puedes jugar con las luces y la distribución del teatro para simular otros espacios.
Cada persona tiene una forma de hablar diferente. Cada uno de tus personajes también debería. Sé natural. Si quieres escribir una obra actual, huye del lenguaje barroco y de grandes párrafos que nadie diría en la vida real. Evita que los personajes expliquen de viva voz lo que está sucediendo. Si puedes contar algo solo con acciones, hazlo. Utiliza acotaciones y direcciones de escena para explicar estas acciones.
Léelo. Reléelo. Recítalo en voz alta. Quita frases enrevesadas, retoca frases difíciles de pronunciar. Si puedes, pide a otros que lo interpreten. Detecta qué dinámicas funcionan sobre el papel pero no en el escenario y corrígelas.
Cuando el guión se represente, observa las reacciones del público. Si algo no ha funcionado, no tengas miedo de quitarlo. Una de las mayores ventajas del teatro es que las funciones se crean cada día, y si se detecta algo que no va bien, se puede corregir para la siguiente.